jueves, 7 de abril de 2011

DENTRO DE WIKILEAKS Reportaje a Daniel Domscheit-Berg

“Cuando Assange se convirtió en una estrella, todo se desmoronó”

El ex socio del fundador del sitio de filtraciones cuenta por qué se distanciaron y lanza duras críticas.


El fenómeno de WikiLeaks, un grupo de jóvenes que decidieron convertirse en una web que recibía documentos de alta importancia para difundirlos por Internet, tuvo sus grandes conflictos internos. En un libro de mucho interés, el ex vocero de la organización, Daniel Domscheit-Berg, cuenta su encuentro y estrecha colaboración con el fundador, Julian Assange, convertido ahora en una personalidad mundial.

Los dos anudaron una amistad que se fue rompiendo cuando Assange se apoderó de la organización en forma dictatorial sin permitir ninguna crítica y acusando a todo el mundo de perseguirlo. Esta es la versión que da Daniel en “Dentro de WikiLeaks. Mi etapa en la web más peligrosa del mundo”, de Rocaeditorial.

La tormentosa relación terminó rompiéndose y el libro cuenta la historia de WikiLeaks y traza una imagen contradictoria pero apasionante de Assange . En España, Clarín dialogó con el autor.

¿Por qué rompieron usted y Julian Assange, los fundadores de WikiLeaks? Julian comenzó a desarrollar un proyecto que era diferente al que teníamos cuando iniciamos la experiencia de WikiLeaks. Comenzó a tomar decisiones importantes, que cambiaban los principios de WikiLeaks y no aceptaba otras opiniones. Cuando le planteamos debatir el tema, nos dijo tajantemente que no permitía que se lo criticara. En 2009, esta situación fue cada vez peor, y Julian se cerró completamente. Me acusó de intrigar contra él y tratar de que otra gente me acompañara. Eso provocó que la relación, que había sido muy amistosa, se convirtiera en insoportable. No podíamos trabajar juntos. Julian adoptó decisiones que no eran adecuadas y cuando se lo dije rechazó estas críticas que interpretaba casi como un motín. Así que no podíamos trabajar juntos.

¿Cuáles eran estos temas polémicos? Se referían sobre todo a cómo quería publicar los materiales que nos llegaban de nuestros colaboradores. No se cuidaba para nada, en forma irresponsable, para tratar el material de manera que no hubiera posibilidades de identificar a las fuentes. Entregaba materiales valiosos a los diarios sin consultar a los demás. Creíamos que de esa manera se vulneraba las bases de cómo funcionaba nuestro proyecto.

¿Usted estaba en contra que se entregara el material a unos pocos diarios? En su libro usted señala que fueron tres al principio.

No. Pero temíamos lo que está sucediendo ahora. Esos documentos que despertaron una gran atención del público se comercializan ahora en una especie de mercado negro y son vendidos y hasta revendidos por gente muy extraña que está en ese mercado. Especialmente los cables se transformaron en una especie de máquina de hacer dinero que era justamente lo que se suponía que no iba a suceder. Al principio se suponía que nuestro trabajo estaba encaminado hacia la difusión de materiales de forma transparente y que fueran fácilmente accesibles. Queríamos crear un sistema de comunicación que se adaptara a la globalización.

¿Las actitudes que usted califica de dictatoriales por parte de Julian Assange justifica que usted lo acuse de traicionar el espíritu de WikiLeaks? En las etapas iniciales el proyecto no tenía como objetivo, de ninguna manera, impulsar la imagen de nadie, o tratar de convertirlo en una estrella popular, o un dictador. Cuando Julian se puso en esa actitud todo comenzó a desmoronarse rápidamente.

En su libro y en declaraciones a la prensa usted describe a Assange como un loco, un megalómano, un paranoico que se creía James Bond.

Sí. Por ejemplo, siempre se sentía perseguido, seguido por los norteamericanos o la policía, hacía acusaciones contra otros miembros del equipo, hablaba mal de uno contra el otro, decía que le querían robar material o ideas. Había en esas actitudes mucho de películas o libros de espionaje. Y de alguna manera quería transmitirlas a WikiLeaks, lo que nunca fue nuestro propósito. Siempre quisimos respetar la verdad y la exactitud en las informaciones y Julian estaba deformando la verdad.

¿Su ruptura con Julian Assange tuvo que ver con las cuatro denuncias de violación en Suecia y el proceso judicial? Fue la mitad de todo el problema. La primera reacción de Julian fue sostener que se trataba de una conspiración contra él, que todo era falso, y no aceptó colaborar con la investigación o la justicia sueca. Todos le dijimos que esa no era la reacción apropiada y que hasta que sus alegaciones hayan sido demostradas tenía que apartarse de ser vocero de WikiLeaks. Otra vez nos acusó de estar tratando de desplazarlo. Declaró en una nota en nombre de WikiLeaks que atrás de todo estaba la CIA. Y otro problema muy serio se planteó con el video “Asesinato colateral” que produjimos con unas imágenes terribles sobre un helicóptero norteamericano Apache asesinando a civiles iraquíes y a dos reporteros de Reuters. Sólo en You Tube alcanzó los diez millones de audiencia. Julian quiso vender ese material por un millón de dólares, para lo cual viajó a Estados Unidos. Esa fue la ocasión para que quedara clara la amplia diferencia entre lo que pensaba Julian y los demás. Creíamos que WikiLeaks tenía que continuar como antes distribuyendo el material a todo el mundo. Pero no hubo manera de convencerlo.

Usted fundó ahora OpenLeaks. ¿Qué lo diferencia de WikiLeaks? Nos parece fundamental proteger con mucho cuidado la identidad de las fuentes que nos entregan los documentos, algo que no sucedió con WikiLeaks. Estamos estudiando diversos modos de proteger el anonimato de las fuentes. Lo que no somos capaces de hacer, lo digo en el libro, es proteger a las fuentes de sí mismas.

No hay comentarios.: