lunes, 28 de marzo de 2011

A 125 años del nacimiento de Virginia Woolf

Su infancia fue tan privilegiada como sombría. Se rodeó de escritores e intelectuales desde pequeña, mientras vivía un infierno en su propio hogar. Se suicidó a los 59 años.

Londres/Hamburgo - Antes que ella, casi nadie había realizado un protocolo tan preciso del torrente de pensamientos de la mente humana. La escritora inglesa Virginia Woolf es considerada hoy una de las autoras feministas más influyentes del siglo pasado y una pionera de la literatura moderna. Pero también es un personaje trágico: la talentosa hija de un profesor sufrió abusos de niña, padeció depresiones y se suicidó ahogándose a los 59 años.

Este jueves 25 de enero se cumplen 125 años del nacimiento de Adeline Virginia Stephen, conocida luego como Virginia Woolf. Su infancia fue tan privilegiada como sombría. La familia tenía un nivel económico alto y mantenía contactos intelectuales. Virginia y sus siete hermanos recibían clases en su propia casa. A los 13 años, la escritora perdió a su madre ypadeció su primera crisis psíquica.

En torno a la misma época fue acosada sexualmente por un medio hermano. Desde entonces, declaró ya de adulta, no sintió más placer en su cuerpo. Pero la melancolía es sólo una parte de su carácter: con enorme productividad escribe ensayos y reseñas para el Times, así como cartas y diarios llenos de dibujos sarcásticos.

Todos los interlocutores la recuerdan como inteligente y muy graciosa, predispuesta tanto al chismorreo como a las discusiones sobre arte y política. Su hermana Vanessa y su hermano Thoby tenían los mismos intereses: su casa en el barrio bohemio londinense de Bloomsbury se convirtió en punto de encuentro de un círculo artístico al que pertenecían, entre otros, el novelistaE.M. Forster, el filósofo Bertrand Russel y el economista John Maynard Keynes.

Todos manejaban un inconformismo elitista con tendencia a la provocación. En 1910, Virginia viajó con una barba falsa y un disfraz al pueblo costero de Weymouth, se hizo pasar por emperadora de Abisinia y disfrutó de una visita guiada por el barco de guerra "Dreadnought". Pero a la altanería le solía suceder un descenso a los infiernos. En 1913 intentó quitarse la vida por primera vez, sólo pocos meses después de su boda con el crítico literarioLeonard Woolf. Pero su creatividad no sufría: en 1915 publicó su primera novela, "Fin de viaje".

En 1922 le siguió "El cuarto de Jacob", en la que Virginia Woolf desarrolló casi al mismo tiempo que James Joyce la técnica del monólogo interno. Escribió "La señora Dalloway" (1925) a partir de pensamientos conscientes, semiconscientes y a veces sólo fragmentarios de sus personajes, ante los cuales la acción externa pasaba a un segundo plano.

En "Orlando" (1928) hizo viajar a su protagonista por los siglos y cambiar de sexo. Así elaboró su relación con la escritora Vita Sackville-West. Las novelas de Virginia Woolf siguen siendo consideradas en la actualidad obras importantes de la literatura moderna, pero su fama se la debe sobre todo a sus ensayos tardíos. "A Room of One's own" (Una habitación propia), de 1929, denuncia las lamentables condiciones de trabajo de las escritoras: "Quinientas libras al año y una habitación propia" y una mujer puede escribir con tanto éxito como un hombre, afirmaba.

El texto se convirtió en un documento muy citado por el movimiento feminista, al igual que "Three Guineas", en el que Woolf reflexionaba poco antes de desatarse la Segunda Guerra Mundial sobre la relación entre el dominio masculino y el militarismo. Sin embargo el éxito no pudo curar su mente. Una y otra vez padecía depresiones, escuchaba voces y se pasaba días sin poder trabajar.

En 1940, bombas alemanas destruyeron su casa en Londres. Finalmente, no aguantaba más el miedo a un nuevo ataque de nervios y el 28 de marzo de 1941 se lanzó al río Ouse en el idílico condado de Sussex. Para estar segura de no fallar, la excelente nadadora llenó su abrigo de pesadas piedras.

martes, 22 de marzo de 2011

PREMIO ALFAGUARA DE NOVELA 2011

Juan Gabriel Vásquez, Premio Alfaguara de Novela 2011 por El ruido de las cosas al caer

El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez ha sido galardonado con el Premio Alfaguara de Novela 2011, dotado con 175.000 dólares (unos 133.306 €) y una escultura de Martín Chirino, por la obra El ruido de las cosas al caer, presentada bajo el título Todos los pilotos muertos y con el seudónimo Raúl K. Fen. El jurado, presidido por Bernardo Atxaga y compuesto por Gustavo Guerrero, Lola Larumbe, Candela Peña, Imma Turbau y Juan González, ha declarado ganadora la novela por unanimidad.

Un total de 608 manuscritos inéditos, escritos en castellano, han concurrido a esta XIV edición del Premio Alfaguara. De ellos, 231 proceden de España, 105 de Argentina, 99 de México, 46 de Colombia, 29 de Estados Unidos, 25 de Perú, 19 de Chile y 14 de Venezuela. También en Bolivia se han recibido 14 originales, 12 en Ecuador, 5 en Uruguay, 5 también en la República Dominicana y 4 en Paraguay.

Juan Gabriel Vásquez nació en Bogotá en 1973. Es autor del libro de relatosLos amantes de Todos los Santos (Alfaguara 2001) y de dos novelas. Los informantes fue elegida en Colombia como una de las novelas más importantes de los últimos veinticinco años y fue finalista del Independent Foreign Fiction Prize en el Reino Unido. Historia secreta de Costaguana ha obtenido el premio Qwerty a la mejor novela en castellano (Barcelona), el premio Fundación Libros & Letras (Bogotá) y está actualmente en la lista de los finalistas del finalista del Independent Foreign Fiction Prize que se falla el próximo 26 de mayo en Londres. Ha vivido en París y en las Ardenas belgas, y en 1999 se instaló definitivamente en Barcelona. Ha traducido obras de John Hersey, Victor Hugo y E. M. Forster, entre otros, y su labor periodística también es destacada: Vásquez es columnista del periódico colombiano El Espectador, y ganó el Premio de Periodismo Simón Bolívar con El arte de la distorsión, ensayo incluido en el libro del mismo título. También es autor de una breve biografía de Joseph Conrad, El hombre de ninguna parte (2007). Sus libros están traducidos a catorce lenguas.

El ruido de las cosas al caer se inicia con la exótica fuga y posterior caza de un hipopótamo, último vestigio del imposible zoológico con el que Pablo Escobar exhibía su poder. Ésta es la chispa que arranca los mecanismos de la memoria de Antonio Yammara, protagonista y narrador de El ruido de las cosas al caer, un negro balance de una época de terror y violencia, en una Bogotá descrita como un territorio literario lleno de significaciones.

En 1995, Antonio conoce al intrigante Ricardo Laverde, quien ha pasado veinte años en la cárcel. Laverde, de quien se sabe que fue piloto, forma parte de la parroquia de unos billares donde Yammara, joven profesor universitario de Derecho, consume el ocio de su última juventud. Entre los dos se fraguará una estrecha amistad, y Antonio, que pasa por la vida desdibujado por la duda, creerá ver en la experiencia torturada de su amigo un aviso.

Desde su primera edición, en 1998, han presidido el Premio Alfaguara: Carlos Fuentes, Eduardo Mendoza, Alfredo Bryce Echenique, Antonio Muñoz Molina, Jorge Semprún, Luis Mateo Díez, José Saramago, José Manuel Caballero Bonald, Ángeles Mastretta, Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Luis Goytisolo y Manuel Vicent.

El Premio Alfaguara de Novela se ha convertido en un referente de los galardones literarios de calidad otorgados a una obra inédita escrita en castellano. Está dotado con 175.000 dólares y una escultura de Martín Chirino. Su vocación y proyección en todo el ámbito del idioma español en el mundo ha propiciado una difusión internacional de primer orden, apoyado por la edición simultánea de las obras ganadoras en España y América. Hasta el momento han obtenido el Premio Alfaguara de Novela: Caracol Beach de Eliseo Alberto yMargarita, está linda la mar de Sergio Ramírez (ambos ganadores de la primera edición), Son de Mar de Manuel Vicent, Últimas noticias del paraíso de Clara Sánchez, La piel del cielo de Elena Poniatowska, El vuelo de la reina de Tomás Eloy Martínez, Diablo Guardián de Xavier Velasco, Delirio de Laura Restrepo, El turno del escriba de Graciela Montes y Ema Wolf, Abril rojo de Santiago Roncagliolo, Mira si yo te querré de Luis Leante , Chiquita de Antonio Orlando Rodríguez, El viajero del siglo de Andrés Neuman y El arte de la resurrección de Hernán Rivera Letelier.

Todos ellos tuvieron una difusión intercontinental y presentaron sus obras en casi todos los países de habla hispana a lo largo del año de promoción. El éxito de sus obras se ha reflejado también en las traducciones contratadas a otras lenguas y en el interés que ha mostrado el cine en algunas de ellas, como la película Son de Mar, dirigida por Bigas Luna y basada en la novela homónima de Manuel Vicent.

Como en ediciones anteriores, el fallo del Premio ha sido retransmitido en directo a través de las páginas web de: www.alfaguara.com/es,www.elpais.com, www.cadenaser.com y www.prisa.com.

Sobre Los informantes, la crítica ha dicho:

“Uno de los distintivos de un novelista talentoso es la capacidad de ver el potencial para una ficción absorbente en un incidente, una anécdota o un fragmento de la historia, sin importar cuán seco o aparentemente oscuro, que otros han pasado por alto. Según este parámetro y muchos otros, la carrera de Juan Gabriel Vásquez, un escritor colombiano nacido en 1973, despega de manera notable con Los informantes, su ambiciosa primera novela (...) Hace dos años Vásquez fue incluido en una lista de los autores latinoamericanos más importantes menores de 40 años, nominado por más de dos mil autores, agentes literarios, bibliotecarios, editores y críticos. Tan solo Los Informantes justifica esa elección, dado lo complicado del tema y profundidad sicológica, pero claramente hay cosas más grandes y más intrigantes por venir” Larry Rohter, The New York Times

“Esta es una novela sobre muchas cosas, todas ellas interesantes y exploradas por Vásquez con agudo sentido moral, pero en su centro está uno de los grandes temas literarios: la traición (...) Es el mejor trabajo de ficción literaria que haya visto desde 2005, con la publicación de Olga Grushin “The Dream Life of Sukhanov” (también sobre traición), y encima de todo es un libro inmensamente entretenido, con giros que producen gran satisfacción”. Jonathan Yardley, The Washington Post

Los informantes es testimonio de la riqueza de la imaginación de Vásquez así como de la elegancia y sutileza de su prosa.” Mario Vargas Llosa

“Un magnífico y aterrador estudio sobre cómo el pasado puede invadir el presente, y una fascinante revelación de un rincón poco conocido del teatro de la guerra Nazi”. John Banville

Sobre Historia secreta de Costaguanahttp://www.alfaguara.com/uploads/imagenes/noticia/principal/201103/principal-juan-gabriel-vasquez-premio-alfaguara-novela-2011-i-ruido-cosas-caer-i_2.jpgla crítica ha dicho:

“Historia, imaginación y aventuras en una espléndida novela que narra el desgarro y el expolio de un ambicioso sueño. Una lúcida y divertida reflexión sobre la Historia y su relación con la gran literatura.” Juan Marsé

“Gran novela. Titánica y conradiana.” Rafael Conte. Babelia

Una de las grandes revelaciones de los últimos años.” J.A. Masoliver Ródenas. La Vanguardia


El ruido de las cosas al caer

La exótica fuga y posterior caza de un hipopótamo, último vestigio del imposible zoológico con el que Pablo Escobar exhibía su poder, es la chispa que arranca los mecanismos de la memoria de Antonio Yammara, protagonista y narrador de El ruido de las cosas al caer, un negro balance de una época de terror y violencia, en una Bogotá descrita como un territorio literario lleno de significaciones.

En 1995, Antonio conoce al intrigante Ricardo Laverde, quien ha pasado veinte años en la cárcel. Laverde, de quien se sabe que fue piloto, forma parte de la parroquia de unos billares donde Yammara, joven profesor universitario de Derecho, consume el ocio de su última juventud. Entre los dos se fraguará una estrecha amistad, y Antonio, que pasa por la vida desdibujado por la duda, creerá ver en la experiencia torturada de su amigo un aviso.

Antonio intentará comprender a la generación de Laverde (la de sus padres, en definitiva, con sus historias de amor), para valorar el grado de inocencia y de complicidad que les corresponde en la creación de un clima social dominado por la corrupción, el caos y la violencia. El filtro de la memoria permite realizar un recorrido palpitante por la historia reciente de Colombia, recuperando a personajes atractivos y complejos. Es el caso de Ricardo Laverde, un perdedor en el que se advierte el magisterio de Juan Marsé, de MarioVargas Llosa y, sobre todo, en la imagen central del aviador, concretamente del aviador perdido o accidentado, de Juan Carlos Onetti: “All the dead pilots” es el título del cuento de Faulkner favorito del escritor uruguayo, quien además lo tradujo.

MIEMBROS DEL JURADO

XIV PREMIO ALFAGUARA 2011

PRESIDENTE

BERNARDO ATXAGA

GUSTAVO GUERRERO

LOLA LARUMBE

CANDELA PEÑA

IMMA TURBAU

JUAN GONZÁLEZ

Bernardo Atxaga (Asteasu, Gipuzkoa, 1951) se licenció en Ciencias Económicas y desempeñó varios oficios hasta que, a comienzos de los ochenta, consagró su quehacer a la literatura. La brillantez de su tarea ha sido justamente reconocida cuando su libro Obabakoak (1989) recibió el Premio Euskadi, el Premio de la Crítica, el Prix Millepages y el Premio Nacional de Narrativa. La novela ha sido llevada al cine con el título Obaba. A Obabakoakle siguieron novelas como El hombre solo (1994), que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica de narrativa en euskera; Esos cielos (1996) y El hijo del acordeonista (2004), Premio Grinzane Cavour y Premio Mondello. La versión italiana de su libro de poesía Poemas & Híbridos recibió el Premio Cesare Pavese de 2003. Su obra ha sido traducida a veintisiete lenguas. Bernardo Atxaga es ya uno de los creadores de mayor hondura y originalidad en el panorama literario de este principio de siglo. En el 2011 nace la cátedra Bernardo Atxaga de literatura vasca en el New York City University. El propio autor será quien abra la docencia el próximo curso con un seminario de diez días reservado para alumnos de postgrado.

Gustavo Guerrero (Caracas, 1957) es catedrático de literaturas hispánicas modernas en la Universidad de Cergy-Pontoise y consejero literario para la lengua española de la casa Gallimard en París, donde reside. Es colaborador habitual de las revistas Letras Libres y Cuadernos Hispanoamericanos. Editó, junto a François Wahl, las Obras completas (Madrid 1999) del cubano Severo Sarduy en la colección Archivos-Unesco. Ha sido asimismo responsable de la edición de los Cuentos completos (Madrid 2006) de Arturo Uslar Pietri, que se publicó en España para conmemorar el centenario del escritor venezolano, y del volumen antológico Conversación con la intemperie (Barcelona, 2008), una muestra de la poesía venezolana del siglo xx. Recientemente editó Cuerpo plural, antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (Valencia/ Madrid/ Buenos Aires, 2010) y, junto a Fernando Iwasaki, Les bonnes nouvelles de l’Amérique latine, anthologie de la nouvelle latino-américaine contemporaine (2010). Como poeta, es autor de los libros La sombra de otros sueños (Caracas, 1982) y Círculo del adiós (Madrid, 2005); como ensayista, ha publicado La estrategia neobarroca (Barcelona, 1987), Itinerarios (Caracas 1997), Teorías de la Lírica (México, 1998), La religión del vacío y otros ensayos(México, 2002), finalista del Premio Bartolomé March de Crítica Literaria en Barcelona en 2003, e Historia de un encargo: La catira de Camilo José Cela(Barcelona, 2008), con la que obtuvo el XXXVI Premio Anagrama de Ensayo. Fue profesor invitado del Programa de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Princeton en 2009 y 2010.

Lola Larumbe, comienza su actividad en el mundo del libro en el año 1980, en la librería Rafael Alberti (Madrid), de la cual es responsable y dirige en la actualidad. Ha aprendido el oficio de librera desde el terreno. Cree en los valores de la librería tradicional y en el papel que el librero desempeña en la transmisión del entusiasmo por el libro y la lectura. Obtuvo el Premio Librero Cultural en el año 2004. Ha vivido siempre en Madrid y es licenciada en ciencias Biológicas.

Candela Peña nació en Gavá (Barcelona) en 1973. Su nombre real es María del Pilar Peña Sánchez, llamada “Candela” debido a un fragmento de La Casa de Bernarda Alba: "¿encendieron la candela?". A los cuatro años ingresó en el Instituto de la Danza de Barcelona en el aprendió Ballet, y a los 17 en el Centro Andaluz de Teatro en Sevilla. Motivada por Pedro Almodóvar, escribió en 2001 la novela Pérez Príncipe, María Dolores. Debutó en el cine en 1994 en la película Días contados, bajo la dirección de Imanol Uribe, y en 1999 su carrera se ve fortalecida con su actuación en Todo sobre mi madre. La película más reciente que ha contado con la actuación de Candela Peña es Los años desnudos (2008). Ha sido ganadora de dos Premios Goya: Mejor interpretación femenina protagonista por Princesas y mejor interpretación femenina de reparto por Te doy mis ojos. En 2010 debutó como directora con el cortometraje “9” en el que todos los actores aparecen completamente desnudos.

Imma Turbau nació en Girona en 1974, es periodista, escritora y especialista en gestión cultural. Ha ejercido el periodismo en diversos medios de comunicación catalanes, y con posterioridad, desde 1996, ha desempeñado diversos cargos de responsabilidad y dirección de gestión cultural en España y en Portugal. Como escritora, sus relatos han sido publicados en antologías en España, México, Francia, Alemania y Portugal, entre otros países. Es autora de El juego del ahorcado (Mondadori), traducida a varias lenguas y llevada al cine recientemente por el director Manuel Gómez Pereira. Desde febrero de 2009 es la Directora General de la Casa de América.

Juan González (Madrid, 1954), lleva toda la vida en el sector editorial. Empezó en 1980 en la editorial Urbión, de donde pasó en 1986 a Santillana, integrándose en el departamento de Referencia y Consulta. En 1992 pasó a formar parte de la editorial Espasa Calpe y en 1996 fue nombrado Director Editorial de Espasa Calpe, cargo que ocupó hasta 1999 en que volvió al Grupo Santillana como Director General de Ediciones Generales en España. En la actualidad es Director Global de Contenidos de Ediciones Generales de España y América.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Skármeta ganó el Premio Planeta y recordó su paso por la Argentina

Dijo que los años que estuvo en el país, durante su infancia, influyeron en su literatura


Alejandra Rey
LA NACION

El escritor chileno Antonio Skármeta ganó ayer la IV Edición del Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América con la novela Los días del arco iris, ambientada en el Chile de fines de la década del 80, cuando el país debió decidir en un plebiscito si Augusto Pinochet continuaba en el poder.

Skármeta, de 70 años, que recibirá 200.000 dólares por el premio, es una especie de doble ganador: en 2010, el galardón no fue entregado debido al terremoto que asoló a Chile y, aunque había quedado finalista, debió competir con los postulados para este año, siempre bajo el seudónimo de Cosme Catiboratos, un personaje de Calderón de la Barca. Skármeta habló ayer telefónicamente con La Nacion, y manifestó que siempre recuerda a la Argentina y al barrio de Belgrano como uno de los lugares más importantes de su mundo. Y si bien dijo no coincidir ideológicamente con el presidente chileno Sebastián Piñera, elogió su voto en contra de la continuidad de Pinochet.

- ¿Cómo es esta novela?

-Es básicamente alegre, impulsiva, porque cuenta de manera muy ingeniosa, no exenta de dramatismo, por supuesto, cómo los chilenos enfrentaron a Pinochet y lograron derrotarlo en un plebiscito. Cuenta la vida de un publicista que tiene que hacer una campaña por el no a Pinochet y debe convencer a los votantes indecisos de que voten contra el dictador. Y, paralelamente, cuenta cómo vive un profesor y su hijo de 18 años este momento último de la dictadura. Incluso, hay partes que están narradas por el chico.

- Usted vivió aquí entre los nueve y los once años. ¿Qué hay de argentino en sus novelas?

-[Risas] Huy, qué pregunta. Yo tengo un amor muy intenso por la Argentina. Estuve a una edad en que la sensibilidad está completamente abierta, receptiva, mágica, al borde de la adolescencia, cuando todo lo que uno vive lo siente de una manera muy intensa... De Buenos Aires aprendí la vida de barrio, lo que es el grupo de amigos, la barra, la sensación de que tú eres tú y los otros, como decía Ortega y Gasset. Aprendí a salir de mí mismo hacia los otros, a tener un sentimiento fraternal de la existencia, a relacionarme cálidamente con la gente y a recibir la efusividad cariñosa del grupo. Esto me ayudó mucho para hacer una literatura comunicativa.

- Como el cartero de Neruda. ¿Le gustó ese personaje?

-Lo amé completamente. La relación entre el gran poeta y el hombre sencillo es uno de mis grandes motivos, esa fusión entre la gran inspiración y lo que podríamos llamar la subcultura, la gente más simple. Y me gusta cómo se interrelacionan a través de la amistad.

- ¿Qué piensa sobre la actitud de los intelectuales del gobierno que no quieren que Mario Vargas Llosa abra la Feria del Libro?

-Me parece completamente insólito lo que pasó allí. Un escritor tiene derecho a decir, a escribir, a expresar lo que se le venga en ganas, cuando se le dé la gana y donde se le dé la gana, y cualquier intento de reprimir eso está muy mal.

-¿Le extraña que haya ocurrido acá?

-Por cierto que me extraña. La práctica democrática implica oír opiniones adversas, cualquiera sea el tenor. Aun cuando las expresiones sean molestas o injustas, hay que aceptarlas, lo que no implica necesariamente estar de acuerdo. Eso es sagrado. Y también está la cortesía de recibir al extranjero con cordialidad, aunque tenga opiniones que no nos gusten. A Vargas Llosa lo encuentro más conservador que lo que me gusta habitualmente, pero al mismo tiempo tengo que admitir que ha sido un demócrata consecuente; permanentemente ha atacado a las dictaduras de cualquier color. La disidencia es la alegría de la democracia.

-¿ Qué hará con el dinero?

-Soy un atorrante, lo tengo que administrar bien. Tengo hijos y nietos en Alemania y otro hijo y mi esposa acá, en Chile. Además, no tengo un trabajo fijo, ni cátedras ni nada, no tengo una vida holgada y hay que balancearla, como a las calorías, aunque yo no empecé la dieta.

-¿Cómo ve a Piñera?

-Yo apoyé durante todo el tiempo a la coalición de izquierda y la última presidenta se fue con el 80% de imagen positiva. Y, sin embargo, ganó la derecha. En mi opinión, el presidente debería profundizar lo que ha hecho la Concertación a lo largo de estos años.

- ¿Esperaba este premio?

-Hum, no sé. Se dilató por un año y mi novela estaba entre las diez mejores. Luego se volvió a abrir el premio y con mi editor estuvimos mucho tiempo pensando si retirábamos la novela y la editábamos o la dejábamos. Y tuve la inspiración de dejarla. Y no me equivoqué.

lunes, 14 de marzo de 2011

La dueña del suspenso

Jovial y enérgica, a los 83 años, Mary Higgins Clark sigue creando best sellers. En esta charla habla de los avatares de su vida, de su tenacidad para convertirse en escritora y de la fórmula para que su obra se haya convertido en un éxito rotundo


Fue telefonista en el neoyorquino Hotel Shelton, donde escuchaba las conversaciones de Tennessee Williams. Fue secretaria de Remington Rand, donde, gracias a su belleza, posó para un catálogo promocional de la compañía junto con una hermosa modelo rubia que, años después, resultó ser Grace Kelly. Fue tripulante de cabina cuando el glamour de una azafata -máxime si volaba en Pan American Airlines- equivalía al de una estrella de Hollywood. Su avión fue el último en aterrizar en Praga antes de que la Cortina de Hierro cayera sobre la Europa oriental y ya no permitieran entrar vuelos de Occidente, y conoció Asia y Africa cuando todavía eran territorios colonizados. Pero su aventura como trotamundos asalariada sólo duraría un año, ya que debía cumplir con el mandato de toda mujer de raigambre irlandesa católica: renunció a la aerolínea para casarse con su primer marido, con quien tuvo cinco hijos. No obstante, la maternidad no le impidió a Mary Higgins Clark convertirse en lo que ella sabía que era su verdadero destino: ser la Reina del suspenso.

Es de mañana en el Hotel Alvear, donde la autora de 29 novelas de suspenso, todas best sellers, aún no ha terminado de desayunar. De paso por Buenos Aires y antes de embarcarse en un crucero que la paseará por el sur del continente, Higgins Clark habló con LNR. Saluda amablemente y pide disculpas por la demora. Con un paso enérgico, envidiable a los 83 años, y un inglés claro de acento más parecido al británico que al americano, Higgins Clark habla de sus libros, de cómo le llega la inspiración para crear esos universos intrincados y psicológicamente truculentos como en Recuerdos de otra vida, el último libro, editado en castellano por Random Argentina y Plaza & Janés, donde la heroína escucha los dictámenes de su nuevo corazón, producto de una donación de órganos.

-Cada uno de sus libros toca un tema bastante comprometido y enrevesado, ¿es ésta su percepción de la vida?

-(Ríe estruendosamente) No, le cuento: hay un tabloide famoso en Estados Unidos, el New York Post, del que soy fanática. Trae siempre las historias más extrañas y todos los chismes de la farándula, que también me sirven. A cada historia le hago tres preguntas o planteos: supongamos que, qué tal si y por qué. Allí fue que leí un artículo que inspiraría la premisa de Recuerdos de otra vida. Un hombre recibió el corazón de un muchacho de 32 años que se suicidó. Luego de recuperarse de la operación, este hombre con nuevo corazón se separó de la que era su mujer, se enamoró de la viuda de su donante, se casó con ella y, un año después, se suicidó de la misma manera que su donante. La teoría es que el corazón tiene memoria molecular, por lo cual cuando se recibe en un trasplante, puedes adoptar muchas emociones, sentimientos y hasta gustos del otro. Entonces pensé: supongamos que una joven abogada fiscal recibe un corazón y -no lo sabemos- es el de alguien que tendrá un papel primordial en su investigación.

-Justamente aborda algo muy humano y de mucha actualidad, como es la donación de órganos y elabora una historia bastante improbable.

-Bueno, puede ser improbable, pero no por eso deja de ser una premisa interesante. Algo así podría llegar a pasar, porque mucha gente no sabe quién es su donante. No lo quiere saber ni tampoco quiere saberlo la familia del donante. Una vez me preguntaron si quisiera donar mis órganos y, ¡la verdad que no!

-Estas preguntas que hace para obtener una premisa, ¿fueron producto de su instinto como escritora o las aprendió?

-Cuando decidí que ya era hora de convertirme en una escritora profesional, tomé algunos cursos de escritura en New York University (NYU). El primer día el profesor nos miró con un gesto de perro feroz y nos dijo: "Sí, ya sé, no saben sobre qué escribir, ¿no? Puedo decirlo por sus caras. Algo que leíste en el diario, un caso que estás siguiendo, quizás un buen secreto familiar. A esas cosas pregúntales supongamos si y qué tal si... y conviértelo en ficción". Yo le agregué una pregunta que es ¿por qué? Porque en suspenso si cuatro personas pudieron haber cometido el crimen, sólo una lo hizo.

-Tengo entendido que tardó seis años en vender su primera historia. ¿Cómo hizo para no darse por vencida?

-Yo sabía que iba a lograrlo.

-¿Cómo lo sabía?

-Porque era una buena escritora, lo sabía, y sabía que iba a vender. Cuando tenía 15 años y salía del colegio temprano, caminaba por la Quinta Avenida, en Nueva York, y elegía mentalmente toda la ropa que me iba a comprar cuando fuera una escritora famosa. Fueron muchísimos los editores que me rechazaron. Uno hasta me escribió que mis historias eran ligeras, sencillas y comunes. Cuando leí eso sólo pensé: Va a llegar el día en que se arrepienta de sus palabras. Simplemente, estaba segura.

-También, antes de iniciarse como escritora profesional fue tripulante de cabina.

-Bueno, en aquel entonces nos llamaban azafatas y era muy glamoroso, más si eras azafata de Pan American Airlines, que era la línea aérea. Tuve que pasar un montón de pruebas que, si las hiciera hoy, a las aerolíneas les lloverían demandas judiciales por discriminación (ríe): debíamos medir más de 1,65 m; no podíamos usar anteojos ni pesar más de 55 kilos. Trabajé durante un año, en 1949. No había comenzado la reconstrucción de Londres, así que conocí una ciudad aún en ruinas por los bombardeos. Mi vuelo fue el último que entró a Praga antes de que se prohibieran en Europa oriental vuelos de Occidente. Sólo volé un año porque me casé.

-¿No se arrepintió?

-No. Tenía muchos deseos de escribir y de insertarme dentro del mercado literario. Tanto que apenas volví de la luna de miel me inscribí en el primer curso de la NYU.

La joven viuda

Cuando Mary decidió abandonar su puesto de secretaria en Remington Rand para probar los aires glamorosos de Pan Am, su jefe organizó una fiesta de despedida a la que ella decidió invitar a un vecino, Warren Clark, por el cual sentía franca admiración. "Nos veíamos en los pasillos del edificio en el que vivía con mi madre. Nos saludábamos amablemente, pero nada más", cuenta Mary. Cuando volvían de la celebración, Clark le dijo, muy formalmente, que trabajara por un año como azafata y luego volviera para casarse con él. Aceptó la propuesta y fue así como, en diciembre de ese año, Mary Higgins contrajo matrimonio con Warren Clark.

Nueves meses después, llegó Marilyn, la primera hija de cinco. Luego de diez años de escribir para un taller literario, cambiar pañales y disfrutar de su vida familiar, a su marido le diagnosticaron con angina de pecho severa. "Tenía el 90% de las venas tapadas y luego del primer infarto los médicos me dijeron que estuviera preparada, que sólo el esfuerzo de caminar hasta la puerta podía matarlo." Warren sobrevivió cuatro años más, pero luego del tercer ataque tuvo que dejar el trabajo y en esa época Mary consiguió un puesto como guionista de una serie radial sobre patriotas americanos. En su primer día en la radio su marido tuvo el cuarto ataque cardíaco que fue fatal. "Mi suegra estaba de visita en casa y ella fue quien descubrió el cuerpo de Warren. No pudo con el dolor de ver muerto a su hijo y se fue con él. En pocas horas, mis hijos perdieron a su padre y a su abuela."

-Debe haber sido muy duro ser una viuda tan joven.

-Sólo tenía 36 años y fue muy duro. Aparte, por la enfermedad de mi marido se fueron todos nuestros ahorros. Cuando Warren murió no quedaba un peso. Estaba sola y con cinco hijos, con lo cual no podía darme el lujo de colapsar y deprimirme. No hubiera sido justo para ellos. Uno hace lo que tiene que hacer. Salí a trabajar.

-¿No ha pensado en escribir libros de autoayuda?

-Bueno, son los nuevos best sellers. ¡Hay por todos lados! Sólo los ojeo y algunos son muy buenos, otros no. Pero me hubiera encantado escribir Comer, rezar, amar (ríe).

-¿Qué está leyendo ahora?

-Estoy leyendo la última novela de Michael Korda. Es una novela histórica sobre Eisenhower, y amo las novelas históricas. También acabo de terminar el primer libro de la trilogía de Stieg Larsson, Los hombres que no amaban a las mujeres.

-Otro best seller... ¿Este le gustó?

-Oh, sí, muchísimo. El personaje femenino está muy bien delineado.

-¿Está familiarizada con las nuevas tecnologías?

-No, realmente. Tengo una página web a la que no le doy mucha bolilla. No twitteo ni estoy en Facebook. La verdad es que me parece una pérdida de tiempo, sin contar que han anulado por completo las cartas. Antes, con la correspondencia, uno podía conocer la vida de los otros. Ahora, entre los mensajes de texto, los mails, los comentarios y los thumbs up (el me gusta de Facebook), ya nadie se comunica realmente, nadie cuenta nada. Se ha perdido mucho y es una lástima.

-Usted es católica.

-Sí, una católica muy devota.

-Sí, pero también he leído que es muy aficionada a las videntes. ¿Es así?

-Sí, sí, es verdad. Me intrigan. No quiere decir que esté pendiente de lo que me dicen ni manejo mi vida a partir de ellas, pero debo admitir que las personas con capacidades psíquicas me atraen. Hay personas que tienen una sensibilidad extrasensorial. Una vidente me dijo una vez que viviría hasta ser muy vieja y moriría en el extranjero, así que ¡estoy caminando sobre hielo fino!

-¿Le teme a la muerte?

-No. No la deseo, pero tampoco le temo. Disfruto mucho de mi vida, de mis hijos, de mis seis nietos. Y mi marido tiene cuatro hijos y once nietos. Somos una familia muy grande y vivimos todos muy cerca los unos de los otros. Nos manejamos como clan. La gente me dice: ¡Que reuniones maravillosas que deben tener! Y yo respondo: Para qué vamos a tener reuniones familiares ¡si tengo a todos metidos en mi casa todo el tiempo!

-Este es su tercer marido. ¿Qué pasó con el segundo?

-Fue el error del siglo y le puedo contar todo lo que quiera de él, pero, por su bien y el de su revista, le aconsejo que no lo escriba. Es un abogado muy litigante. Han pasado más de 20 años de la anulación de nuestro matrimonio y aún sigue pendiente de mis publicaciones. No fue su culpa, pero nuestro matrimonio fue un gran error, el más grande. Luego de 14 años como virtuosa viuda no pensé que fuera a ser víctima de la estafa del siglo.

-¿Alguna vez la acusaron de ser una escritora muy comercial?

-El éxito en ventas significa que eres muy comercial. Pero yo escribo la historia que quiero escribir y estoy bendecida porque las historias que escribo son de por sí comerciales. No escribo para vender, pero vendo y mucho lo que escribo. Me han criticado también por no tener escenas de sexo ni de violencia explícita. Esto me parece bastante ridículo, porque en las grandes historias de amor, como Cumbres borrascosas o Jane Eyre, uno podía sentir la pasión que emergía de esas palabras y no era nada que un niño de 11 años no pudiera leer.

-¿Y por qué adhiere a esta línea de no sexo y violencia explícita? ¿Se siente incómoda?

-No soy una puritana. ¡Por Dios, me casé tres veces! Y no estoy de pie en un altar al grito de ¡arrepentíos! Puedo disfrutar de un libro de contenido sexual, pero no quiere decir que lo quiera escribir. (Baja el tono de voz y comienza a hablar como narradora.) Prefiero ver las huellas en la escalera, el celular que se desliza entre mis manos y que no puedo alcanzar mientras veo como una puerta se abre en la oscuridad. Prefiero escribir esas cosas antes que describir un tiroteo.

-Claro, a la manera hitchcockiana.

-Me hubiera encantado que Alfred Hitchcock filmara uno de mis libros y, de hecho, estuvo muy interesado en uno, pero ya estaba muy enfermo.

-Se hicieron varias películas para televisión de sus libros. ¿Le gustaron?

-Todas malas. También se hicieron dos versiones cinematográficas. Muy malas también.

-Todos sus libros han sido best sellers. ¿Cómo se sentiría en este momento de su vida si alguno de los próximos no lo fuera?

-La competencia es feroz y aunque me gusta la competencia, tengo muy en claro que hay muchos escritores, nuevos y buenos. Muy pocos autores duran más de una semana al frente de la lista del The New York Times y podrá ser con este nuevo libro o con el siguiente, no sé cuándo será, pero sé que a todos nos llega el momento de dar el saludo final y abandonar el escenario.

Por Constanza Guariglia
revista@lanacion.com.ar

MENTIRAS DE SANGRE

La próxima novela de Mary Higgins Clark, Mentiras de sangre, será publicado en nuestro país en abril por Plaza & Janés. La premisa para esta nueva y particular historia llegó a su autora mientras asistía a una ceremonia de beatificación en un convento en las afueras de la ciudad de Nueva York. El argumento: a Olivia Morrow, de 82 años, le quedan pocas semanas de vida y no puede posponer más la decisión más difícil. Catherine, su prima ya fallecida, tuvo un bebe que fue adoptado al nacer, justo antes de su ingreso en un convento. Ahora, la Iglesia ha iniciado el proceso de beatificación de la hermana Catherine. Si Olivia cuenta la verdad, todo se vendrá abajo. Sin embargo, si no la cuenta, la fortuna que dejó Alex Gannon, el padre biológico del niño, caerá en manos de sus dos sobrinos despilfarradores y egoístas, que ya han derrochado en gastos personales casi todo el dinero de la fundación benéfica que creó su tío. Si Olivia revela el nacimiento del hijo de Catherine, su hija Monica heredará esta fortuna.

"No hay que intentar ser una supermujer"

Es lo que aconseja el doctor Mario Sebastiani en su libro de reciente publicación: Lo que nadie te contó del embarazo y el posparto


Nora Bär
LA NACION

Para Susanita, la inefable amiga de Mafalda, todo era muy sencillo y el futuro era sinónimo de "¡hijitos!" Sin embargo, en Lo que nadie te contó del embarazo y el posparto (Ed. Paidós, 2011), el ginecólogo y obstetra Mario Sebastiani pinta la otra cara de la maternidad, la de las inevitables dificultades, culpas y dudas que, junto con la dicha, trae aparejadas todo nacimiento.

"El que diga que la maternidad es sencilla, es deshonesto o distraído -afirma-. Hay que desalentar el mito de una madre abnegada como causa directa de un hijo perfecto."

Como "hombre, padre (de cuatro hijos), obstetra y marido", Sebastiani destiló en este libro toda la experiencia que reunió durante 35 años en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde en todo ese tiempo calcula que atendió la pavada de... ¡9000 partos! "Gracias a trabajar todos los días en un servicio de obstetricia, me enriquecí con las vivencias de las mujeres que asistí tanto como con las de otras embarazadas que fueron motivo de una reflexión o de un ateneo en nuestro hospital", explica.

-Doctor Sebastiani, ¿las mujeres y los hombres llegamos a la maternidad con una imagen idealizada de lo que nos espera?

-Sin duda. Lo que pocos nos cuentan es cuáles son los "daños colaterales" de estas experiencias. Vivimos en una sociedad en la que dar vida es dar amor. Sin embargo, no somos pocos los que creemos que tener un hijo es un acto en el que, aunque el amor esté presente, hay una dosis de egoísmo. "Quiero tener un hijo..." es una expresión que, analizada palabra por palabra, expresa la realización de un deseo personal y no el del hijo por nacer...

-¿Esa confrontación con la realidad nos desilusiona?

-En el enfoque meloso que se le da a la natalidad, las fantasías sobre el embarazo y sobre el nacimiento no siempre se cumplen. Pensar que es algo natural hace que las mujeres crean que todo se desarrollará sin dificultades, y que las respuestas de su organismo y de su psiquismo se adaptarán fácilmente a los cambios. Sin embargo, lo que vemos frecuentemente son mujeres que se quejan de las modificaciones corporales, el miedo a que algo salga mal o a que su hijo tenga alguna alteración estructural o de salud. El problema es que, como la sociedad festeja el embarazo y el parto, las mujeres no encuentran eco para manifestarse y sufren en silencio para no ser tildadas de "malas" o "desagradecidas".

-¿El "porrazo" es mayor en las que cumplen una tarea fuera del hogar que entre las que encarnan una maternidad "a la antigua"?

-Cada mujer vive estas etapas de acuerdo con su biografía y su entorno biopsicosocial. Claramente, las profesionales, que tienen un buen trabajo o son exitosas en algún aspecto, sienten que sus posibilidades para el futuro colisionan con las responsabilidades de la crianza. Por eso, vemos que hoy cada día es más frecuente la maternidad después de los 30 años. Esto indicaría que a esa edad existe cierta estabilidad emocional, laboral y afectiva. En Francia, por ejemplo, se está viendo que es más frecuente tener un hijo en un segundo matrimonio que en el primero, y hay incluso mujeres que deciden no tener hijos, aunque son muy criticadas.

-¿Qué efecto tienen en la esfera emocional de las mujeres las exigencias sociales contradictorias: ser madres dedicadas y, al mismo tiempo, trabajadoras eficientes?

-La multiplicidad de roles es uno de los aspectos más difíciles que vive una mujer. Algunas casi mencionan con cierta vergüenza que son amas de casa. Sin embargo, se pasa por alto que la definición de "ama de casa" encierra una plétora de actividades no remuneradas ni valoradas. Si, además, una mujer trabaja y está fuera de su casa, no sólo tendrá dudas, sino que también será juzgada maliciosamente, porque en nuestro imaginario social debe estar cuidando a sus hijos y a su marido.

-¿Es posible evitar los conflictos (por dejar al bebé, por no amamantar, por verse limitada en su profesión, porque no le alcanza el tiempo para ocuparse de la casa, los hijos, el marido...)?

-Sin duda, se puede y se debe manejar la culpa. La estrategia debe darse antes de que ésta aparezca, explicando a través de las consultas, los cursos de preparación para la maternidad, las lecturas y las charlas a qué dudas se enfrentarán y cuáles son los elementos de reflexión que pueden ayudar a resolverlas. Hay que fortalecer la personalidad de una madre. Intentar ser una supermujer es un fracaso asegurado. Las más jóvenes muestran un mayor encanto para adaptarse; las mayores visualizan mejor los problemas. Sin embargo, ambas necesitan ayuda y soporte.

-¿Cómo recibe la mujer los consejos que les llueven de sus amigas, madre, suegra, después del parto? ¿Debe tenerlos en cuenta, o conviene manejarse por instinto?

-Depende... Si se habla con honestidad, si no se obliga, si se comprende, creo que lograrán acompañar y sanar alguna herida. Si, en cambio, el embarazo es el mejor momento de la vida, el parto fue fantástico y la lactancia es celestial, y la mujer no lo ha vivido así, lo único que se logrará es aumentar las culpas y la retracción hacia el sufrimiento en silencio y en soledad. No es tarea fácil, pero creo que es importante que una mujer no viva su maternidad de manera abnegada, sino que a sus proyectos de crecimiento personal pueda anexar la educación y diversión junto a su hijo.