jueves, 13 de septiembre de 2012

Los peculiares atributos de Margo Glantz

Por Silvia Hopenhayn  | Para LA NACION


En su blog, la escritora mexicana Margo Glantz se describe de la siguiente manera: "Alta, jorobada, miope, lectora, enojona, impulsiva, viajera".
De cada uno de los atributos, se desprende una verdad elocuente. "Alta", como visionaria. Lo que ve es el derrumbe, los restos, tanto los sabrosos como los que hieden. Su altura se corresponde a la altivez de sus pensamientos. Es noble, pero también jocosa. Toma de la cultura lo que duele y lo que es juego. Sus libros de ensayo o sus ficciones son como las cajas de tiempo de Andy Warhol: una lectura personal y caleidoscópica de la época.
Glantz comenzó marcando su tiempo con la publicación de Onda y escritura en México. Jóvenes de 20 a 33, que dio lugar a la corriente literaria de los años 60 llamada "literatura de la onda". El título de su primera novela es un anticipo burlón de la cultura oral (en todos sus sentidos): Las mil y unas calorías, novela dietética (1978).
"Jorobada", consecuencia natural de su altura y la vida intensa (se recomienda su bello relato autobiográfico "Las genealogías"), pero también metáfora de su cargado equipaje de premios, condecoraciones y medallas; la última, de oro, en 2010, por sus cincuenta años de docencia en la Universidad Autónoma de México.
"Miope", afición a los primeros planos. Glantz nos arrima lo que ve de cerca como muestras extraídas de lo real. Hasta se mete dentro de la sangre, como en su novela El rastro (2002): "Ciertas modificaciones en la sangre provocan modificación en el rostro, como la alegría o la desesperación". La protagonista es Nora García (especie de álter ego paródico de la autora) que también aparece en los breves relatos de Zona de derrumbe (2001), en el que se alternan los terrores del diagnóstico de una mamografía con el fetichismo por los zapatos, como si de lo más íntimo siempre se llegara a la extrañeza. "Dios está en los detalles", se dice en su novela Apariciones.
Sigamos con "lectora". Imposible disimularlo, autores, personajes, ideas, ideologías, novelas, cuentos, músicos, pintores, desfilan por sus libros; Sor Juana, la Malinche, Purcell, Rulfo, Bach, Poe, Monteverdi, Borges, Anaïs Nin, Kafka, Grünewald o Frida Kahlo, entre otros tantos. Muchos interpelados en sus ensayos, también de título juguetón, Esguince de cintura, La lengua en la mano, Borrones y borradores y De la erótica inclinación a enredarse en cabellos.
"Enojona" ya pertenece al ámbito de lo privado, aunque podría suponerse que es consecuencia de sus firmes convicciones.
"Impulsiva", ligado al pulso. Glantz le toma el pulso a la actualidad y extrae su ritmo. Un ejemplo es su último libro publicado en nuestro país por Eterna Cadencia, Saña, compuesto de 250 textos, nueva cápsula de tiempo o álbum de afinidades y repudios, en el que alterna marcas de moda y de regímenes.
Por último, "viajera". Glantz prueba semitonos cromáticos de la vida en distintos lugares del mundo.
En esto días, está en Buenos Aires, como invitada de honor del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba). Una oportunidad para compartir todos sus atributos. Y ella, ¿qué se llevará de intangible en su valijita?

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