La escritura es solitaria, y por lo general desconoce su alcance. Mientras ocurre, es actividad de pocos amigos. Los objetos (cuaderno, computadora, mate, whisky, chocolate, agua, anteojos, lápices) se vuelven más cotidianos que las personas.
Pero así como los autores escriben solos, la historia suele reunirlos. Es el caso de cuatro primeros libros publicados por gusto y criterio de Ricardo Piglia en la nueva colección llamada Serie del Recienvenido, de Fondo de Cultura Económica, en reminiscencia al libro Papeles de Recienvenido , de Macedonio Fernández, quien en 1929 escribió: "Ni ésta, pasajera, ni una eterna obra literaria, ni un autor común ni uno privilegiado de inmortalidad pueden atribuirse audiencia en la tensión noble de esta hora mayor de la humanidad".
Los cuatro reunidos en el comienzo de esta colección son Germán García, autor de la novelaNanina , una aventura narrativa en clave de frenesí autobiográfico; Ana Basualdo, con sus casi palpables atmósferas de los cuentos de Oldsmobile 1962 ; Sylvia Molloy y la novela de amor escrita en una especie de presente interior de En breve cárcel , y por último, C.E. Feiling (Charly, para los amigos), con uno de sus mejores libros, el exquisito juego literario sobre el terror de El mal menor .
En la cubierta de cada uno de los libros aparece la foto del escritor en un primer plano gestual, y en la contratapa, un detalle de los ojos, como si en la mirada se hallara el enigma de lo escrito. Hoy será posible comprender algo de este enigma y de lo que propone esta colección: en el Malba, a las 19, Piglia dará una conferencia titulada "La literatura del recienvenido", una reflexión "sobre los libros inéditos, los escritores que comienzan, las ópera prima, las ediciones y las reediciones de literatura argentina".
Pero la literatura no sólo reúne autores. A veces se suman los personajes, en busca de voces reales. Es lo que ocurrirá con la nueva novela de Luisa Valenzuela, La máscara sarda (Seix Barral). El próximo martes, a las 19, saldrán de sus páginas dos de sus personajes en el escenario de la librería Cúspide: José López Rega, en la única y jugada interpretación de Marilú Marini, y Juan Domingo Perón, en cuerpo y dotes de Leonardo Sbaraglia.
La máscara sarda es reveladora en varios sentidos: por su hallazgo histórico (el borroso o más bien borroneado origen sardo de Perón); por su trazado narrativo (una primera parte que transcurre en el barrio madrileño de Puerta de Hierro, en la quinta 17 de Octubre, y una segunda, en una Argentina dolida y cargada de sentimientos). Reveladora es también la bitácora que la novela ofrece en las últimas páginas. Allí Valenzuela comienza con una pregunta respecto del verdadero origen de Perón que se destila de esta intrépida novela: "¿Podrá ser injertado un árbol genealógico?". Antes distingue la filiación masculina, llamada línea de sangre, de la sucesión femenina, llamada línea de ombligo.
La ficción es una línea que une puntos insondables.
© La Nacion.
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