lunes, 31 de enero de 2011

Un año sin Tomás Eloy Martínez

El maestro de periodistas y escritores murió el 31 de enero de 2010. Sus colegas lo recuerdan con emoción y subrayan el valor de su obra y su legado.

POR SUSANA REINOSO - ESPECIAL PARA CLARIN


Hay ausencias que crecen con el tiempo, haciendo presente el vacío que deja quien ha muerto. La ausencia de Tomás Eloy Martínez comenzó el 31 de enero de 2010, cuando murió a los 75 años. Al cumplirse hoy el primer aniversario de su muerte, diversos homenajes lo recuerdan como maestro de periodistas, cronista impar y uno de los escritores sobresalientes de la narrativa iberoamericana, cuya obra fue traducida a 30 idiomas y publicada en 60 países.

El Hay Festival de Cartagena de Indias le rindió ayer un tributo junto con la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), de la que fue fundador junto a Gabriel García Márquez, y la argentina Fundación Proa. Fue con la conferencia “El periodismo como narrativa”, en la que hablaron sobre la obra, la trayectoria y el legado vigente de Tomás Eloy Martínez los escritores Sergio Ramírez, de Nicaragua, y los argentinos Martín Caparrós y Cristian Alarcón.

Consultada por Clarín , la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú, que mantuvo una larga amistad con el autor de La pasión según Trelew , lo recordó con estas palabras: “No solamente su obra es un testimonio apasionante de la historia del país que nos tocó vivir, sino que Tomás es un ejemplo inolvidable del coraje necesario para aprender a morir”.

También el escritor español Juan Cruz, jurado del Premio Clarín de Novela, tuvo un recuerdo afectuoso para Tomás Eloy Martínez: “Creo que lo que distinguió a Tomás fue el oído. Escuchaba historias y las deglutía con un ritmo que solo él conocía, y que es la música del buen periodismo. Esa habilidad lo convirtió en un narrador soberbio, oral y en la escritura; leerlo es escucharlo, y esa es una rara habilidad” Joaquín Morales Solá lo evocó conmovido: “Tuve con Tomás una relación muy linda. Cuando murió se fue una parte de mi vida. Su ausencia es la pérdida de un maestro. Y como argentino, creo que perdimos a quien era el mejor escritor vivo de nuestro tiempo. Cuando Tomás inauguró la Feria del Libro de Buenos Aires en 2006, le reproché al entonces presidente Néstor Kirchner que no hubiera concurrido, precisamente porque Tomás era el mayor escrito rvivo. Dejó un legado moral y profesional. Su tenacidad para insistir siempre sobre la moral del periodista, la ética profesional y la necesidad del esfuerzo de comprensión de los personajes y los hechos es parte de su legado”.

Desde Cartagena de Indias, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez dijo: “En estos días he releído Lugar común la muerte , un libro hondo y luctuoso, reportajes que viven y andan solos, crónicas que respiran por sí mismas. Pero su mejor libro sigue siendo Santa Evita , porque consigue, como los grandes novelistas, que el personaje se despegue de las páginas del libro, y cobre sustancia propia. A un año de su muerte seguimos recordándole, y a su sonrisa y su voz. Y a su escritura. Todos sus libros, con sus voces propias, me hablan desde el estante donde están colocados en mi casa de Managua”.

También en este primer aniversario, Alfaguara, que edita la colección “Biblioteca Tomás Eloy Martínez”, publica una edición definitiva de Ficciones verdaderas . Y la Fundación Tomás Eloy Martínez, que preside su hijo Ezequiel, editor de la Revista Ñ , de Clarín , se lanzará con el Premio para Jóvenes Narradores para dos categorías: proyecto avanzado de novela y de no ficción. Además, en febrero subirá a Internet la página www.fundaciontomaseloymartinez.org, que contendrá las actividades de la entidad que funcionará en la sede de la Biblioteca Cané, en Boedo, donde trabajó el mismísimo Jorge Luis Borges. Para seguir cerca del maestro.

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