miércoles, 30 de agosto de 2006

El nuevo libro de Isabel Allende

Entrevista de Clarín con la autora chilena, que presentó la semana pasada su novela Inés del alma mía, en el Alvear Palace de Buenos Aires.

¿Tengo cara de cansada?", preguntará hacia la mitad de la entrevista Isabel Allende y se palmeará la mejilla, como si con dos toquecitos pudiera borrar de ella los días de trabajo, las horas de vuelo, la entrevista con la presidenta chilena, Michelle Bachelet, la presentación en Santiago de Chile de su última novela, Inés del alma mía.

- Sí, tiene cara de cansada.

- Sin embargo, como siempre, atenderá hasta la última pregunta con amabilidad, opinará sobre el lugar donde hacer las fotos ?"¿no va a quedar demasiado kitsch?"? y correrá a chequear, en el visor de la cámara, la imagen con la que aparece.

Autora de éxitos como La casa de los espíritus, la nueva novela de la escritora chilena no salió casi de su imaginación sino de los libros de Historia: habla de Inés Suárez, una española que llegó sola a América y aquí conoció a Pedro de Valdivia, con quien estuvo en pareja durante diez años. Mientras ocurría, justamente, la conquista de Chile. De la que ella participó curando, alimentando y criando, pero también cortando cabezas - li-te-ral-men-te - cuando lo creyó necesario.

- ¿En qué se parece usted a Inés?

- Uno elige personajes con los que tiene afinidad. Tal vez no me parezco a Inés pero la entiendo. Me gusta una mujer que se mueve por amor.

- ¿En eso se parece?

- ¡Síííí! Yo soy capaz de dejar todo tirado porque me enamoro. Todo. Hasta los hijos.

- En la novela, Inés hace hincapié en que la guerra entre los mapuche y los blancos es para siempre. ¿Cómo lo ve ahora?

- La guerra duró 300 años; los mapuche nunca se sometieron, han vivido marginados de la sociedad chilena y ahora están en pie de guerra de nuevo. Han sido un pueblo invencible; han preferido la muerte a ser sometidos.

- ¿No ha terminado esa guerra?

- En este momento hay muchos problemas con los mapuche en Chile porque el gobierno está tratando de hacer cosas en sus tierras y ellos no quieren. Y no se integraron nunca.

- ¿La conquista no terminó?

- No terminó.

- ¿Escribir esta novela la hizo ver la conquista desde otro lado?

- Sí, siempre la había visto desde el punto de vista del indígena. Y de pronto tuve que ponerme en la piel de los conquistadores. Que eran unos bribones. Pero de un coraje... Ciento diez tipos que cruzan el desierto más árido del mundo y pelean contra diez mil indígenas y yo no sé cómo sobreviven... Me dio una cierta admiración esa epopeya. Claro, desde el punto de vista del indígena es horroroso. Fue una masacre.

- ¿Cuál es el atractivo de un personaje histórico para una novela?

- Desde la escritura, un personaje histórico viene con su escenografía. Ya tienes un tiempo y un espacio. No hay que inventarlo, está ahí, hay un material riquísimo. Es más fácil.

- Es pereza...

Se ríe Isabel Allende. No, dice que no es pereza. Pero que entrar en la Historia "es como meterse en una fábrica de chocolate, uno no sabe qué elegir".

En estos días, Allende estuvo conversando con Bachelet, a quien llamará "Michelle".

- ¿De qué hablaron?

- De lo que significa gobernar como mujer y cómo una mujer tiene que hacer el doble de esfuerzo para conseguir la mitad de reconocimiento que un hombre.

- ¿Eso le dijo ella?

- No, eso lo concluimos. Lo que dijo ella es lo difícil que es que te respeten. Michelle no es una persona autoritaria, no es una gritona, tiene una cosa muy suave, muy sonriente. En un país tan machista como Chile, tiene que probar que esto no es debilidad.

- ¿Qué fue de los sueños socialistas de la época de la Unidad Popular?

- No se han perdido, creo que el hecho de que haya fracasado el proyecto de la Unión Soviética y el comunismo no significa el triunfo del capitalismo. El capitalismo está probando cada vez más que no funciona, que hay que buscar soluciones mixtas, alternativas, una cosa diferente.

- Pero...

- Yo tengo esperanzas, yo creo que estamos tocando fondo, con Bush tocamos fondo. Todo lo que está pasando en Estados Unidos y en Irak y en Guantánamo, es una cosa horrorosa. Para justificar la tortura están cambiando el lenguaje. Ahora buscan un eufemismo para que no se llame "tortura" sino de otra manera, que no sean "prisioneros de guerra" sino otra cosa, como no pueden torturar en ciertas partes inventan prisiones secretas... Es muy grave.

- ¿Cómo se siente cuando va a Chile?

- Muy bien, porque la gente me trata con un cariño que no te puedo decir. Pero lo veo chico a Chile. Como vengo del mundo, de Europa, de Estados Unidos, de Australia, veo que Chile sigue teniendo esa condición como de isla, a pesar de que hay mucho progreso, se ve chico. Todo es pequeño, el movimiento cultural, la gente parece que se conociera, entonces hay como un sistema de rumor... Luego el clasismo chileno. Es brutal. Es como el racismo norteamericano. Y muy fuerte el peso de la Iglesia Católica. Mira: la portada de mi libro tiene una mujer con los senos desnudos. En un mall lo sacaron. No es una censura oficial; a la gente que va al mall no le gusta que sus niños vean una señora con la pechuga fuera, entonces los que administran el mall, por precaución, no lo ponen.

- En Estados Unidos directamente imprimieron otra tapa...

- Allí cada vez más hay esas inmensas cadenas de librerías, que imponen criterios. Ellos deciden qué se va a poner en la vidriera, qué libros van a vender. Y los editores los consultan.

- ¿Cuál es el próximo libro?

- Una memoria de los últimos diez años de mi familia. Yo empiezo mis libros los 8 de enero. Este año, a las 7 de la mañana llamó Carmen Ballcells, mi representante. Me dijo: "Léeme la primera línea". "Pero Carmen, son las 7 de la mañana". "Si no tienes la primera línea, escribe unas memorias", me dijo.

- ¿Y no se va a enojar la familia?

- Estoy esperando a que esté traducida para que la lean todos, hasta los que no leen castellano.

- ¿Es una autobiografía?

- No, no mi vida no es tan interesante. Yo lo que hago es trabajar como un burro para mantener a toda esa tribu.

Patricia Kolesnicov
Clarín

http://www.lsf.com.ar/libros/7/950072761.html

martes, 29 de agosto de 2006

Sorprendentes revelaciones en la autobiografía de Günther Grass

El autor alemán confesó que fue parte de las SS -célebre fuerza de combate hitleriana-, cuando tenía 16 años.

FRANCFORT.- El escritor Günther Grass, ganador de los premios Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias, admitió haber sido en el pasado integrante de las Waffen SS hitlerianas, que fueron el brazo de combate del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Así lo declaró el prestigioso escritor alemán durante una entrevista con el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.

El dato consta también en el libro de memorias que saldrá el mes próximo. El escritor revisó el texto en España, durante dos meses, en compañía de su esposa, cuyo título es Beim Haeuten der Zwiebel ("Pelando la cebolla"), hortaliza que Grass también pinta en sucesivas naturalezas muertas.

Nacido en Gdansk, en 1927, Grass cuenta en la obra su infancia, su vida de soldado, su detención en un campo norteamericano para prisioneros de guerra y sus inicios como artista en la Alemania de posguerra. Pero, sin duda, el hecho de haber pertenecido a las tropas de elite del régimen de Hitler es una noticia saliente, aunque no es el tema dominante de sus memorias.

"En retrospectiva siempre lo viví como un defecto que me oprimía y sobre el que no podía hablar. Esto tenía que ser escrito alguna vez", dijo en la entrevista. Grass agregó que durante su alistamiento entre febrero y abril de 1945 nunca disparó un solo tiro.

El novelista reveló que no había tenido sentimiento de culpa cuando perteneció a las SS. "Para mí no eran algo atemorizante, sino una unidad de elite que siempre era enviada donde las cosas se ponían críticas y que sufría las mayores bajas", dijo el autor de El tambor de hojalata. Sin embargo, admitió que después ese sentimiento de culpa lo oprimió en forma de vergüenza y que ya hizo su proceso de aprendizaje.

Un secreto doloroso

El narrador, conocido por ser un militante activo del Partido Socialdemócrata alemán, sostuvo que el secreto le pesaba y que era una de las razones por las cuales escribió estas memorias. "Mi silencio durante todos esos años es una de las razones por las que escribí este libro. Tenía que darlo a conocer finalmente", precisó Grass.

Con apenas 15 años, cuenta el escritor en su autobiografía, se presentó como voluntario en la marina para servir como submarinista, pero fue rechazado por su corta edad. A los 16 años recibió, como todos los niños de su generación, la orden de alistarse pero no fue destinado al ejército, sino a las Waffen SS, entre 1944 y 1945.

Como miembro de dos operativos de patrulla, Grass llegó a estar en el frente ruso y vivió escenas cruentas de guerra. Dijo que sobrevivió por casualidad. Después de haber estado prisionero en EE.UU., el autor se convirtió en un activista por la paz. Las Waffen SS fueron una fuerza de 38 divisiones de combate con casi un millón de hombres, que fue calificada como una organización criminal durante el histórico juicio de Nuremberg, que tuvo lugar cuando la Segunda Guerra Mundial concluyó.

En relación con la revelación de Grass, su biógrafo, Michael Juergs, dijo también al mismo diario que "estaba desilusionado" y que era "el fin de una instancia moral".

Agencias DPA, Reuters y AFP